Pastoral Juvenil Vocacional

PERCEPCIÓN DE LA PASTORAL VOCACIONAL HOY
1. DESCRIPCIÓN DE LA PASTORAL VOCACIONAL
La pastoral vocacional se presenta como un conjunto orgánico de actividades específicas y complejas, vinculadas íntimamente a la pastoral general de cada iglesia particular mediante las cuales la Comunidad eclesial asume la tarea de suscitar, acoger, acompañar y proporcionar la adecuada formación a todas las vocaciones. De esta manera se crean condiciones para que cada cristiano pueda optar, con madurez y libertad, por una forma específica de seguimiento de Jesucristo, según la voluntad de Dios sobre su vida.
La pastoral vocacional se sitúa, pues, en el contexto eclesial como elemento de colaboración humana de la Iglesia con Dios, en orden a suscitar vocaciones en su seno y acompañarlas hasta su madurez. Detengámonos en algunas de las afirmaciones anteriormente indicadas:
• La Pastoral Vocacional es un “conjunto orgánico de actividades”. No es un mero deseo, ni se reduce a la buena voluntad de esperar a que alguien llame a nuestras puertas para pedirnos ayuda para orientar su vida. Es una serie orgánica de acciones pastorales que, como tal, se proyecta, se ejecuta, se evalúa y se celebra. Una acción pastoral no está finalizada si no está evaluada y celebrada convenientemente.
• La Pastoral Vocacional es específica y compleja. No se la puede confundir con otra actividad, ni reducirla a la oración –siendo esta muy importante. Su especificidad le viene del hecho de hacer una propuesta –en la forma y en el momento apropiado- y ofrecer unos cauces de ayuda personalizada. Su complejidad estriba en que debe ir entroncada en la vida y acción pastoral de la comunidad cristiana, como línea trasversal que las permea.
• La titularidad de la Pastoral Vocacional corresponde a la comunidad cristiana. No depende en exclusiva de los religiosos o sacerdotes, ni de los catequistas, ni siquiera del responsable de la PV. Todos los miembros de la comunidad cristiana tienen el derecho y el deber de contribuir a la animación vocacional, según sus posibilidades y el servicio que presten a la comunidad.
• La Pastoral Vocacional se sitúa en íntima unión con la Pastoral general. Ni está sobre ella, ni bajo ella, ni al margen, ni en paralelo, ni mucho menos enfrentada con ella. Se debe evitar la PV aislada de la Pastoral general aunque sea hecha en equipo y no como “francotiradores”. El lugar donde debe desplegarse la PV es el mismo proyecto pastoral de una diócesis, instituto, parroquia o centro pastoral.
• La Pastoral Vocacional centrada en la animación de las vocaciones. Este es su objetivo y su cometido. Una tarea de animación y de ayuda en el discernimiento que será imposible si falta la cualificación, el apoyo, los medios y la acción coral de toda la comunidad cristiana.

UNA VIDA ENTREGADA
NOS UNIMOS AL TRABAJO QUE REALIZA SOR MARÍA VICTORIA IÑIGUEZ GONZÁLEZ MERCEDARIA DE LA CARIDAD
Sor Ma. Victoria de nacionalidad española ha vivido muchos años en América Latina, ha gastado su vida con mucho gozo y alegría en esta tierra tropical, en la actualidad se encuentra en la comunidad de Cayey, Puerto Rico. A sus 80 años de edad es toda una misionera mercedaria, su edad no le impide visitar a los enfermos en sus casas, dar la comunión a los enfermos en el hospital Menonita en Cayey. Además visita a los a los presos en la cárcel. Ejemplo de merced de Dios y de una caridad exquisita, ella tiene claro lo que decía nuestro fundador el Beato P. Zegrí: Nuestra atención no debe ser simplemente asistencial, sino que ha de priorizar la humanización, la defensa de la vida, la acogida generosa, comprometida y compasiva, respetando sus derechos y defendiendo sus intereses personales. ¡ÁNIMO SOR MARIA VICTORIA!

CON GRAN ALEGRÍA LA FAMILIA MERCEDARIA CELEBRAMOS EL AÑO JUBILAR



El 6 de mayo en el marco de la solemnidad de San Pedro Nolasco se inició en el Convento de los Dominicos con una gran procesión hacia la Catedral Primada de América en la que vivimos una solemne Eucaristía, con motivo del Jubileo por los 500 años de creación de las tres primeras Diócesis de América: Santo Domingo, La Vega y San Juan de Puerto Rico.